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Amanita muscaria

Tóxica

Familia: Amanitaceae
Subclase: Agaricomycetes
Orden: Agaricales
Clase: Basidiomycetes



Descripción: Su sombrero mide entre los 10 cm. y 25 cm. de diámetro. Evolucionan de forma globosa a convexa y finalmente plana como casi todas las amanitas. Su cutícula, separable, es de color rojo granate que va cambiando al naranja con la edad. Sobre ella hay numerosos restos blancos del velo universal. Estos, suelen ser de textura algodonosa y dispuestos en círculos concéntricos, de color blanco que amarillea con el tiempo. Carnoso, consistente y de aspecto atractivo. Margen incurvado y ligeramente estriado en la madurez.
 
Laminas: Son de color blanco puro, libres, anchas, numerosas, ventrudas y con la arista flocosa. Tiene abundantes laminillas (lamélulas) intercaladas.
 
Pie: Cilíndrico, fácilmente separable del sombrero, de blanco a ligeramente amarillo claro, recto, robusto, lleno y con anillo. Su tamaño varía desde unos 12 a 20 cm. de altura y de 1 a 3 cm. de diámetro. El anillo es amplio, menbranoso y con el borde ligeramente teñido de amarillo. La base del pie es claviforme, rodeado de una volva, blanca, fugaz, a manera de verrugas que componen círculos incompletos.
 
Carne:  De color blanca al corte, anaranjada bajo la cutícula, espesa, tierna, sin apenas sabor y con olor inapreciable.
 
Localización:  Especie muy común y conocida. Habitualmente es micorriza de coníferas e incluso de caducifolios en suelos ácidos. Aparece de finales de verano a finales del otoño.

Comestibilidad: No apta para el consumo humano. Es tóxica, tiene compuestos muy peligrosos que producen trastornos gastrointestinales intensos.

Observaciones: A pesar de las indicaciones para su consumo que aparecen en alguna publicación de dudosa procedencia, no se debe de consumir nunca esta seta, es muy tóxica


COMENTARIOS: En Siberia se ha consumido tradicionalmente por pastores, que, para protegerse del frío se bebían el líquido de la cocción, produciendose un efecto euforizante. Previamente eliminaban la cutícula. Este líquido no perdía sus propiedades al pasar por el aparato digestivo humano, así que, una vez expulsado se volvían a beber la orina.

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